viernes, 16 de abril de 2010

Bombardean mi ciudad.

Querido hijo:

¿Cómo te va por allí? Por aquí han acabado los conflictos, ¿cuando vuelves?. Todos te hechamos de menos, nos pasamos los días pensando en que estarás haciendo, si te tratan bien, si te dan de comer, si estando allí, eres feliz... No nos has mandado todavía ninguna carta, estamos un poco preocupados. Se oyen muchas cosas cada día, que si un coche bomba, que si queman contenedores, que si ha habido muertes...

Tu padre me pregunta cada día si has llamado o aunque sea nos has escrito pero no tenemos noticias de ti... ¿Todavía sigues con los mismos compañeros? Parecían buenos chicos, no olvideis que si estais allí, es para ayudar a aquellos que no pueden sobrevivir solos, que vais a poner paz, a terminar con todos esos conflictos y ese malestar que ahi allí cada día. Bueno hijo, deseamos que nos contestes, que disfrutes, que ayudes a muchisima gente, y que te recompensen con sonrisas y cariño, que estando yo tan lejos no te puedo dar.

Un beso de mamá y papá.


A las dos semanas, cuando la madre venía de comprar recogió las cartas del buzón, y entre ellas una carta desde allí. Decia esto:


Querida Señora:

No soy su hijo, pero soy su compañero. Queria escribirle desde hace unas semanas pero no sabía como, tengo que comunicarle, que su hijo... falleció cuando intentaba salvar una familia, su casa estalló... Yo no lo creía, no podía creer lo que estaba viendo, gente gritando, llorando, viendo caer su casas y viendo que todo lo que en sus manos poseian lo estaban perdiendo. Lo siento mucho de verdad, quiero que sepan que su hijo era un gran chico, con una mente prodigiosa y un corazón de oro. Imagino que es duro perder un hijo, pero estoy seguro que el este donde este, habra dado las gracias a usted por darle la vida, y por este viaje, que aunque acabo con sus días, le hizo sonreir y fue feliz, durante el tiempo que estubo aqui.

Deseo que tengan toda la felicidad que se merecen.

Un beso.

No hay comentarios:

Publicar un comentario