lunes, 31 de mayo de 2010

Un día nuevo...

Suena el despertador, me queda la posibilidad de derribarlo al suelo de un rápido manotazo, creo que no lo haré, este mes ya he roto dos despertadores, además me tengo que levantar, los lunes tengo clase con David y nos vigila bastante.
Ya quedan pocos días de curso, ahora es cuando todo lo que hagas para bien o para mal, lo reflejarás en el futuro.
Ya es mayo y estamos cansados, el calor hace que nos desconcentremos, yo ya pienso en las vacaciones, en la playa, en el curso que viene, con quién iré, como será el nuevo colegio...
Asi que con estas ganas pego un salto desde la cama y me preparo para comenzar el día, son las 8 y no hay nadie por la calle, llegas a clase, echas una vista a tu alrededor y te das cuenta que todos llevan la misma la cara de sueño.
Una hora, otra, otra... por fin toca la hora de comer, cuando te sientas en el sofá, y a lo que te quieres dar cuenta, ya tienes que levantarte y marchar a clase otra vez, dos horas y a casa.
Luego llegas y te tiras al sofá pensando que era el rato de descansar, tomas la merienda y mientras hechas una hojeada a la tele, después deberes, justo cuando ya le habías pillado el gusto al sofá.
Después te llaman para cenar, charla familiar y te hechas a la cama dónde te pones a pensar en todo lo que durante el día te ha pasado... Las cosas que has aprendido en clase y en las situaciones que durante el día has vivido, entonces te das cuenta si ha merecido la pena ese salto de la cama y esa fuerza para enfrentarte al día día.

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